De las redes a las calles: Lecciones del 19-N
La demostración ciudadana del 19 de Noviembre en las calles del país, está obligando a replantearse el tema del “miedo ciudadano” como una forma de manipulación colectiva que poco a poco se está induciendo desde la publicidad oficial.
Durante la manifestación ciudadana y activa de las distintas organizaciones que han ido aglutinándose en función de un tema en común como son los desatinos políticos de este Gobierno, ha habido voces desde este mismo Gobierno que no atinan a comprender que poco a poco crece la reacción ciudadana.
Y Guayaquil no fue la excepción, salió a las calles, y los manifestantes en sus carteles portaban frases y lemas como; "¡Advertencia: el consumo excesivo de poder perjudica la democracia y la vida! ¡No soy terrorista!,¡ No más despidos en las empresas del Estado!¡ El miedo ya pasó y el pueblo se levantó!¡Solidaridad con los estudiantes del Mejía! y ¡respeto a nuestros derechos constitucionales¡.
El objetivo de la marcha por parte de los manifestantes se centraba literalmente en la falta de libertad de expresión, el rechazo al Código Laboral; de acceso a la universidad pública y cuestionamientos a las enmiendas constitucionales.
En las esquinas se podía observar un centenar de policías custodiando la marcha. En la Plaza Centenario (Santa Elena y 9 de Octubre) donde fue el punto de encuentro nos encontramos con un ambiente festivo, muy ciudadano, muy colectivo, desde jubilados, obreros, organizaciones sociales, personas independientes, estudiantes, maestros, trabajadores, en fin una marea humana de personas con la consigna única: PERDER EL MIEDO.
Queda claro que la mayoría de la población en el país se opone, o está inconforme y molesta, con la serie de medidas antipopulares aplicadas en los últimos tiempos, como la elevación de los impuestos y el anuncio de otros más; la pretendida elevación de los pasajes, de las cocinas de inducción, del costo de servicios básicos, de productos importados… de todo. Está opuesta a que se cobre un impuesto a la plusvalía de la tierra; a que se eche mano a recursos privados como los de los maestros, para colocarlos en una institución controlada por el gobierno; a que se les quite sin más ni más las utilidades a determinados trabajadores, bajo absurdos argumentos que no resisten el menor análisis; a que se impongan leyes, como la de Comunicación o el Código Orgánico Integral Penal (COIP), con la anuencia ciega de funciones del Estado como la Asamblea Nacional y la Corte Constitucional, convertidas en tapete de Carondelet. La gente, los ecuatorianos de a pie, aquellos que se sumaban espontáneamente a caminar junto a la clase obrera, o que desde los balcones, las aceras o desde su casas mandaban sus voces de respaldo a los manifestantes, tuvieron en la marcha un espacio vivificante de libertad para expresar su indignación, para gritar por sus derechos.
Pero quedan temas claves sobre el tapete, organizaciones como el Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos de Guayaquil está planteando una Consulta Popular Ciudadana, una que responda y articule las expectativas y necesidades reales del sentir ciudadano en temas claves: Yasuní, Reelección Indefinida, Reformas Constitucionales desde la Asamblea, Alza de Pasajes, Representación del poder.
El ir planteando esta Consulta, es tener en claro una respuesta real de lo que siente la ciudadana, una ciudadanía que no es consultada, ni mucho menos tomada en cuenta por algún ente estatal, quizás se sienten legitimados en los procesos electorales, pero la democracia permanente es aquella que permite que los mandantes intervengan y opinen en temas tan transcendentales de lo cotidiano y lo político.