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La niña que alcanzó la Luna


Andrés Mendoza Reynoso Agencia Popular de Comunicación Ser Publicos *30 Historias de la Zona Cero

El olor a muerte en la zona penetraba en la garganta, desde el momento que llega, un paisaje surrealista, los que conocíamos Pedernales no podríamos dar crédito a lo que nuestros ojos llorosos veían, esa realidad momentánea se confundía con los recuerdos que nos dejó en la mente los años que el autor de esta nota trabajó en la zona. Pedernales antes del desastre natural, era un polo de desarrollo turístico, comercial y empresarial, con una diversidad poblacional, quienes atraídos por la pujanza del pueblo se radicaron en la zona, extranjeros que convivían con la dinámica del sector, hacían de este cantón atractivo para toda clase de negocios.

Los equipos de rescate se mezclaban con los cientos de curiosos quienes no daban crédito a lo que ocurrió un 16 de Abril del 2016, en una hora en que la mayoría de las personas se preparaban para merendar y poder salir a dar un paseo por el centro de la ciudad, en compañía de sus familiares, otros se preparaban para fiestas de cumpleaños, bautizos y encuentros casuales.

El sismo les cambió la forma de vivir y convivir radicalmente, unos intentaban despertar de ese mal sueño, todos habían perdido un familiar, un primo, un hermano, una madre, una tía, un abuelo, un hijo o una hija, en algunos el sentimiento de culpa se hacía evidente, una culpa auto impuesta y que llevaran en sus memorias permanentemente. Ese día los equipos de rescate como parte de la rutina desde el día del terremoto, se repartían la ciudad para continuar con la búsqueda de personas en la zona considerada cero; dentro de este grupo de especialistas un grupo en particular (colombianos) luego de una hora del relevo para el rastreo de personas, los rumores de un posible cuerpo entre los escombros de lo que fue un edificio de 5 pisos comenzaron a tomar forma, el sonido de los distintos aparatos de comunicación que portaban los elementos de rescate rompió la monotonía del momento. En instante otro grupo de rescatistas llega al lugar y las deliberaciones para el método de rescate creaban una fricción colectiva, se decidió por la manual, aunque un poco lenta, pero en caso de hallar sobrevivientes, este no comprometería algún miembro de quien se encontraba bajo los escombros. Luego de una hora de remoción de escombros, una señora de mirada perdida, de ojos algo extraviados en el horizonte, cargados de dolor y sufrimiento, decide acercarse, luego por el rumor de las personas nos enteramos que era madre de Silvana (8 años de edad, nombre protegido), ella con una foto de la menor en sus manos, se aferraba a una esperanza remota, pues a cada minuto de la remoción de escombros le era familiar una prenda de vestir de sus otros dos hijos, utensilios de cocina, ella no articulaba palabra alguna, solo murmuraba el nombre de la pequeña con la misma mirada perdida con la que llegó.

Pasaban las horas, ella se aferraba en sus entrañas a un esperanza, pues tenía desde el día fatídico para miles de ecuatorianos en el país en la búsqueda de su hija, sus otros dos hijos estaban en una matiné, ella solo había bajado a comprar para la merienda, y la nena como con cariño la recordaba veía sus dibujos animados, a la espera de su madre, que alquilaba por una suma económica un cuarto pequeño del tercer piso de aquel edificio. Llegaba el mediodía, el sol intenso a ratos quemaba la cara de quienes se encontraban cerca, ella permanecía inmóvil, sin inmutarse, sin beber una gota de agua que le ofrecían en vano los que se podrían presumir eran familiares de ella, no dejaba de mirar ese punto de rescate lo que días antes fue la casa que ella alquilaba, pues llegó hace 5 años a Pedernales, en búsqueda de un porvenir económico, ya que en Cojimíes, no había fuente de trabajo, con una separación a cuestas pero con todas las ganas de salir adelante.

Llegó la tarde, las tareas se intensificaron en el punto, las manos se multiplicaron en instantes, ahora procuraba la cautela, hasta que uno de los rescatistas, encuentra con el cuerpo, en la radio se escuchaba los gritos acelerados de quien estaba en la avanzada, la habían encontrado luego de cinco horas de esfuerzo.

Los rostros desencajados de quienes estaban en las tareas de rescate, anunciaban de antemano una trágica noticia, la hallaron sin vida, el grito lastimero y agónico de aquella madre, confirmaba que era ella, la niña que ella buscaba entre los listados de desaparecidos, morgues improvisadas, campamentos de damnificados y hospitales. Era ella, lo que ocurrió luego del infortunado hallazgo, no es posible describirlo, a quienes nos encontrábamos cerca nos fue imposible contener las lágrimas, una muñeca que siempre cargaba y se encontraba entre sus pequeños brazos terminó de confirmar la trágica noticia, la madre entre sollozos exclamaba: mi pequeña astronauta, mi pequeña astronauta ahora estarás más de la luna, hora estarás más cerca de la luna.

La impotencia y el dolor se tomó el lugar, nos quedamos pensando la frase de la madre, un familiar nos confirma que dentro de los juegos que tenía la menor, era la de jugar a los astronautas con sus hermanos y en que ella conquistaba la luna, lo más seguro que entre los sueños y las ilusiones de quienes la recuerdan, ella llegó a su meta.

*30 Historias de la Zona Cero, es un proyecto comunicacional que relatará las historias cotidianas de quienes conviven en medio del desastre luego del terremoto del 16 de Marzo en las provincias de Manabí y Esmeraldas.

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